lunes, 28 de junio de 2010

SENTIDOS COMPARTIDOS

Yo, aquel al que le encanta tratar de transmitir sensaciones a través de palabras con sentido, no puedo dejar de admirar realmente a aquellos que efectivamente pueden transmitirlas sin ellas pero con tanto sentido...Por ello, les recomiendo la página de un gran artista que puede lograr esto:
www.mseveri.com

miércoles, 16 de junio de 2010

¡BELLEZA!

Beauty, Belleza, Beleza nene! Todas combinaciones de letras que hacen a una sola cosa: remitirnos a un significado todavía oculto en su interior. Pero, ¿qué es realmente ese significado? ¿Puede algo tan importante y tan profundo definirse en unas pocas palabras con un sentido lógico y racional que conforme nuestros cerebros? Que necias mentes pretender poder maniobrar a su antojo las connotaciones tan sublimes que ese vocablo “Belleza” produce en nuestros interiores. Es por eso que estoy aquí, tratando de escribir lo más bellamente posible para venir a liberarla; ¡Basta de atarla a un significado! Y cada uno déjela ser en su interior a su antojo, vagando libremente por los pasillos de sus sensaciones. ¡Dejen que ella les carcoma el cerebro! Porque solamente así, ella perdurará en el tiempo, independizándose de cualquier conciencia que trate de amarrarla con sus definiciones, para sobrevivir en la eternidad, con todo su manjar de sensaciones que ella tiene preparados para nosotros, hasta el fin de nuestros días. Este es mi granito de arena, entonces, en el enorme objetivo que nos hemos planteado para liberar a la Belleza, hacer una religión de sus sensaciones para que nos proteja por siempre. Misión a la cuál le falta un largo recorrido para empezar a sentirla completa. Este es el corte de una sola soga de los millares de sogas que aún la tienen detenida. Pero aquí mismo surge una enorme paradoja en este texto, porque para poder lograr mi cometido debo actuar para liberarla de las definiciones, pero la única manera posible que tengo de hacer cumplir mi misión es la de tratar de definirla, de encontrar coincidencias mutuas con ustedes al hacerlos sentirse identificados con sus propias experiencias las mismas que se aquí describen …en palabras más simples: describir las sensaciones que ella me brinda como manera de tratar de convencer al resto que no debemos sujetarla a definirla en palabras, me hace también así crear un mundo de sensaciones que terminan deviniéndose en orden lógico de lo que en verdad debería significar la palabra “Belleza”. Por eso les propongo, con un guiño de complicidad, a ustedes, mis lectores, a que convengamos una forma de leer este texto, y que esa sea: DEJENSE LLEVAR POR LAS SENSACIONES QUE LA BELLEZA LES BRINDE EN SUS VIDAS AL MOMENTO DE LEER ESTAS LINEAS. Traten de reproducir las sensaciones que le produjo alguna vez esa maravillosa creación como es la existencia de la felicidad en nuestra sangre No le busquen el orden formal a estas palabras, no pretendan recibir coherencia sintáctica u ortográfica, simplemente siéntanlas fluir libremente en su interior y así es cuando en realidad, voy a estar empezando a cumplir mi verdadera misión, que es que ustedes empiecen a liberar a la belleza en su propio y particular interior.

Entonces aquí vamos, empecemos. Empiece por relajar sus músculos, sienta su espalda debilitarse suavemente y empiece a recordar, haga memoria de aquel recuerdo que usted tiene almacenado en su archivo con el rótulo de “momento de felicidad”. Una vez que ese recuerdo la invada, siéntalo, dejé fluir su intensidad en su cuerpo, déjese gobernar sus movimientos corporales con su recuerdo. Y cuando ya su ser se haya habituado a esa placentera sensación, sólo ahí, y a partir de aquí, empiece a leer con atención lo que le voy a decir, porqué solo así podrá sentir en su interior como se libera la Belleza. Que fluya, porqué lo que tengo que decir es que:

LA BELLEZA EN EL PRIMER RECUERDO QUE SE ME VIENE A LA MENTE.

La Belleza es lo que me hacia sentir esa tierna felicidad cuando correteaba por el para mi inmenso y anciano bosque en Bariloche, con mi prima Magdalena, que nos armábamos esos gigantes y tecnológicamente perfectos cuarteles generales en los huecos vacíos que dejaban algunas rosas mosquetas en su inmensa maleza. Cuando nos quedábamos hasta el anochecer y volvíamos del bosque casi a oscuras sin decir nada, pero ambos sintiendo en nuestro interior el vértigo y la adrenalina que aquella aventura nos provocaba. Es lo que me hacía sentir esas inmensas reuniones familiares y de amigos en las noches de viernes en nuestra también estadía en Bariloche. Cuando se armaban las mesas de póquer, y amigos de Carli y Jime caían del cielo por doquier, todos para ver al Tío Cé y a la Tía Gra y disfrutar ese mítico encuentro para ellos. Con el tío Rafa a los gritos por todos lados, y que se hundía en esa carcajada sorda, con su vaso de whisky revoloteándolo de aquí para allá con cada una de sus gesticulaciones, haciendo bailar en forma circular cuál cualquier Zamba de feria de barrio a los derretidos hielos que en su interior poseía. Era ver a Julián, con su nariz prominente y sus gigantes orejas bien coloradas, demostrando de está manera que su medidor de alcohol interno había sobrepasado los límites de tolerancia. Para mi esas noches eran la libertad, porque con los grandes entretenidos en sus propios momentos felices, los chicos tomábamos la posesión de la casa, éramos Amos y Señores, correteábamos de aquí para allá con absoluta indiferencia de poder ser castigados por ellos. Eran momentos sin REGLA, sin norma, en donde íbamos a tirarnos al sillón a ver películas, o nos levantábamos y jugábamos al mas simple de los juegos o tan sólo admirábamos el momento que los grandes estaban disfrutando, pasando a formar parte también de esa tan linda fotografía que mi sentido de la belleza tomó al vivir ese momento y decidió almacenarla en el apartado de los “Recuerdos Felices” de mi cerebro. ¿Acaso un recuerdo no significa eso? ¿Un momento particular de nuestra existencia que nos causó un shock sensitivo que provocaron fisuras en la virginidad de nuestra memoria sensitiva? Los buenos momentos que guardamos perduran justamente por eso, porque nos hicieron sentir de una manera particular, una que nunca antes habíamos sentido, que es el de la felicidad, el de saber apreciar las cosas bellas que nos presenta la vida. Porque la belleza es un todo, está en todos lados y en todas las cosas. Todo tiene su lado bello. Sólo que ella no se deja apreciar sola, ella te seduce y espera a que vos la encuentres solo. Entonces, describir “recuerdos felices” es hacerles transmitir a ustedes lo que la belleza produjo en mí en ese momento determinado. Trato de transferirles a ustedes con mis palabras las sensaciones que ella provocó en todo mí ser. Para de esta manera sí poder ir trabajando juntos en esa tarea que nos propusimos de liberar a la belleza de cualquier significado, y transformarla en un Sentido universal, omnipresente, que nos marque la manera en que debemos observar las cosas. Porque es sólo a través de la Belleza que se aprecia la Felicidad. Quien no pueda ver la beatitud de las cosas es y será siempre un infeliz, incapaz de experimentar alguna vez en su vida las placenteras sensaciones que ella provoca.

Porque hablar de belleza es hablar de felicidad…

BELLEZA EN LA FAMILIA

Porque la belleza fue lo que me hizo experimentar la felicidad de las sensaciones que me produjeron todas las vacaciones familiares en mi niñez. Porque ir de vacaciones significaba estar en familia. Era nuestro momento feliz del año. Era el momento en que cada uno dejaba su mundo social en la puerta y jugábamos a ser familia. Era el momento en que yo dejaba mi miedo a fracasar en el propósito de ser aceptado en la Escuela pese a ser el chico “Gordo” de la división en la puerta. Porque ahí surgían los más entretenidos y eternos juegos de cartas que la familia entera disfrutaba a roletes, todos compitiendo contra la gran tirana que se había convertido para nosotros “La reina de la loba”, otro de los grandes y exitosos inventos de Mamá. “La playa de los Ivancovich” es uno de los momentos que mejor quedarán guardados y que más perdurarán en mi memoria con el paso de los años. Porque ir a hacer playa con mi familia EEEEEERAAAAAAAA…paaaaaa, lo mejor que a un ser humano le podía pasar. Ponerle apodos a todos nuestros vecinos playeros, inventando todos juntos su vida, ¡haciendo una película con cada una de esas familias! Mamá era siempre la disparadora, quien sentada de piernas cruzadas, cual lady de la elite inglesa, con su pecho inflado a lo Maradó y su cabeza levantada y erguida, ocultando sus ojos con esos voluminosos anteojos de sol típicos de principio de los ´90, se inclinaba un poco para su costado, y decía por lo bajo, con dirección a Papá, el Rey, pero con una clara intención para que escuchemos todos: “Mirá esa Gorda que se hace la linda, Papi; con ese sombrerito parece Mary Poppins. ¡Y mirá al marido! Es un liliputiense. La gorda lo debe matar cuando se le tira encima. ”. Y, luego de unas maléficas carcajadas compartidas entre todos, era Papá el que, haciéndose el sumiso y el de “el tono de esta voz es de que soy chusma pero en realidad trato de que parezca que no me importa lo que voy a decir” decía “Ella debe ser de carácter muy fuerte, y lo debe re tener cagando al pobre”. Y a partir de ahí, ya éramos los 5 integrantes de la familia los que tirábamos pedacitos de piezas para poder armar el rompecabezas de la familia de “Mary Poppins”. Y cada día era una familia nueva, y después íbamos todos los días a buscar agregarle capítulos a esas historias interminables que nos brindaba esa masa de gente desconocida para nosotros. Y el cambio de quincena. ¡Con qué entusiasmo esperábamos el cambio de quincena, que nos traía nuevos personajes para nuestros guiones! Debe ser de ahí que adquirí mi pasión por el Cine y por contar historias. Era también en las vacaciones cuando todos los integrantes de nuestra familia teníamos nuestro “momento de lectura” del año. Era una ceremonia familiar estar cada uno repartido en algún rincón del lugar que alquilábamos o todos juntos en el mismo, leyendo sus respectivos libros, diarios o revistas de entretenimientos. Simplemente un momento único. Era estar todos en silencio pero conectados al mismo tiempo por estar realizando exactamente la misma actividad. Era como jugar a las cartas. Disfrutaba esos momentos de sobremanera, por algo quedaron tan guardados en mi memoria. Ese mes entero (Enero) que pasábamos juntos en familia se ha convertido hoy en uno de los momentos más lindos de mi vida. Y son los que me recuerdan día a día porqué es que amo tanto a mis hermanos y a mis padres. Era unión pura. La vida nos irá separando ahora, cuando cada uno empiece a escribir sus propios momentos felices con los suyos (de hecho soy el único que no ha empezado aún, y eso que el escritor en teoría soy yo), pero los 4 que quedamos ahora sabemos que nos vamos a poder encontrar siempre en amor y felicidad en esos recuerdos. De acá y por el resto de nuestras vidas vamos a saber qué es en realidad amar a un hermano, a una hermana, a una madre o a sus hijos, pues son ellos los que aparecen siempre cuando recordamos nuestros orígenes, nuestros primeros pasos en el mundo de la felicidad. Sinceramente no puedo terminar este párrafo, esta idea, sin dedicarles un merecido espacio a mis dos hermanos. Porque fue criarme con ellos dos, y compartir mis juegos y mi niñez con ellos lo que hoy me permite decir que tuve una infancia feliz. Porque no puedo describir con palabras la inmensa felicidad que me producían los juegos con Claudio y María Laura en el departamento de Diaz Velez. Cuando jugábamos a la “oficina”, y cada uno se inventaba su propia vida “adulta”, con su grupo de amigos (recuerdo a Beto por ahí, igual que el de “Clave de Sol”), pero siempre estando los tres juntos como hermanos. Cuando uno era Pichi Campana, la otra Milanesio y un servidor Uranga. O también éramos Pumpido (Caniggia después), Olarticochea (Ruggeri) y Troglio (no me acuerdo, je). Faz, Murdoc y Aníbal. Cuando subíamos al cuartito de arriba (al que de noche le tenía miedo porque estaba convencido de que ahí vivían Bibop y Rocoso de la película de las Tortugas Ninjas) y lo convertíamos en nuestra guarida, en nuestro centro de operaciones, en nuestro propio lugar, sin la autoridad de nuestros padres. Lo limpiábamos, ordenábamos y amueblábamos como si fuera realmente NUESTRO lugar. “Caca loca”…JAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJA!!!!!! Los momentos juntos que pasábamos, cuando jugábamos al Italian con Carli, al jueguito pedorro de las olimpíadas del family, con Carli, Jime, Magda, Clau, Mary, Flopy y Yo, todos encerrados en “la cueva” de Clau, disfrutando como locos y apretando intensamente los botones de nuestros joysticks para que nuestros tipitos cabezones corran más rápido y dejándonos invadir por una rabiosa adrenalina que nos ponía nerviosos cuando el tiempo apremiaba y todavía no habíamos llegado a la meta. Cuando íbamos a jugar a la pelota con César y el hermano, Clau, al Don Bosco; cuando vos me usabas de alumno Mary, cuando jugabas a la maestra con Sabrina y Mariana; que bronca me hacían tener cuando me gastaban con Natalia Velásquez, la vecina de planta baja y compañera mía en la escuela. Son momentos que simplemente están rodeados de belleza; no puedo describir las sensaciones que me produce en este momento recordarlos.

BELLEZA CON AMIGOS.

Porque la belleza está siempre ahí. Para que la veamos. Eso es lo que representan nuestros recuerdos de la infancia, son los momentos que marcan, que dejan huellas por la felicidad que nos provocaron. Son momentos Bellos. Porque es la Belleza la que provocó en mi la felicidad de compartir mis días de juego con un amigo como Gustavo. Cuando jugábamos en el patio de su departamento de Lezica, subidos a dos sillas tiradas en el piso, a ser náufragos en el riachuelo (¿?). O tirarnos en el piso de su dormitorio, con los rastri, los playmóvil y esa tabla enooorme que tenia dibujada un barrio con sus calles y todo. Porque era con él, que nos uníamos a Diego, Lucas, el Chino, Matias y demás para corretear por los pasillos de la Manuel Belgrano. Armar esas pelotas con papel de diario o cualquier tipo de papel y cinta, o simplemente armar un picadito con la tapa de una boligoma. Aún recuerdo en su totalidad un cumpleaños mío, en donde recibí como regalo el buzo del Mono Navarro Montoya, mi más preciado ídolo en ese momento, y en un partido de fútbol en la clase de gimnasia me convertí en héroe por un día al atajar el penal definitorio del partido, haciendo que mis compañeros griten de alegría por mi logro, cantándome para que escuche toda la escuela el Feliz Cumpleaños en la escalera (¡y vaya que fue feliz!). Quien haya visto esa escena desde afuera, sea niño, grande o anciano, habrá percibido tan sólo unos gritos lejanos por los pasillos, y habrán seguido habitualmente el curso de su día. Pero para nosotros todo era jolgorio y felicidad porque todos entendíamos la Belleza de ese momento, la majestuosidad que ella imponía, y eso nos ponía felices. Cualquier momento de nuestras vidas tiene un lado oculto, esconde su encanto, tiene su lado de belleza. Sólo hay que saber descubrir en que preciso instante debemos hallarlo. Y si pudiéramos lograr a que nuestros ojos se acostumbren a encontrar la belleza de las cosas, nuestra vida entera, cada segundo que nuestra sangre siga circulando, será un “recuerdo feliz”.

Porque encontré la belleza del momento que viví cuando mis amigos de hoy empezaban a convertirse en mis amigos. Compartiendo esas largas noches de 4to año encerrados en la habitación de Adri cagándonos de risa de cualquier pelotudez. Recuerdo un día en particular, que había en ese cuarto más personas que aire que respirar. Gisele, Pucci, Pablo, Agustina, Verónica, Carlos, Germán, Adrián, Gustavo, Fabián, Augusto y no se si no estaba Cinthia también. Que manera de hacer pelotudeces por favor, pero que bien que la pasábamos. Esa noche recuerdo que terminamos con la luz oscura escuchando las escalofriantes historias de terror de la todavía más escalofriante Vero. Porque fueron mis amigos los que me enseñaron a andar en bicicleta, y recorríamos toda la ciudad en caravana con nuestros rodados sin tener noción del tiempo y las distancias que transcurríamos. Viajes a Parque Norte, escapadas a la costanera o a la reserva ecológica. Todo empezaba cuando a alguno se le ocurría pasar a buscar al otro por la casa con la bicicleta. Pablo era generalmente el que salía a por Carlos. Ellos decidían ir a ver que estaba haciendo Adrián. Adrián los incentivaba a que vayan a buscar juntos a Fabián, quién salía siempre con Gustavo de su departamento y las dos bicicletas. De ahí pasaban por mí y luego de realizar alguno de esos recorridos que hacíamos, terminábamos en lo de Germán, que era el único que no tenía bicicleta. Ahí nos instalábamos y empezábamos a organizar cuál iba a ser el plan nocturno. Muchas veces terminábamos en la misma casa de Germán e invitando aún más gente a comer unas pizzas. Nunca hasta hoy me había dado cuenta la paciencia que nos tuvieron Claudia y Norberto, los padres de Germán, al permitirnos instalarnos ahí, a los 11 o 15 monos, toda la noche. Estar todos juntos hacía que perdiéramos la noción de todo. El resto del mundo se desvanecía por completo y todo era una nueva tierra virgen que nosotros descubríamos día a día. En esas épocas aprendí el verdadero significado de la amistad, la solidaridad y el compañerismo, cuando uno llevaba al otro con su bicicleta, cuando la de éste estaba rota o con alguna rueda pinchada, y hacíamos interminables viajes con 2 personas per bicicleta. No importaba el cansancio, el esfuerzo ni la distancia a recorrer; lo más importante era que estemos todos juntos realizando ese viaje, de la manera que fuera.

Y también están los amigos que me fue tirando la vida por el camino, no pudiendo nombrar primero que a otro más que a Roberto, el paisano del ano como solía llamarlo, en este recuento de la amistad. El fue mi primer amigo en mi incipiente adultez. Con él decidimos afrontar juntos el nuevo camino de la madurez, nos fuimos convirtiendo casi inconscientemente en hombres, para dejar la ingenuidad de la adolescencia atrás. Las largas noches de conversaciones profundas, mate y cigarrillos de por medio, inician una larga listas de situaciones que sólo pueden definirse por su propia Belleza. Las fiestas universitarias en Pacha; las salidas, siempre caminando, a D´yaboo, el 1er fantástico año del CBC, con personajes ambulantes como Anabella, la Chechu, Lorena Paponet y hasta el todavía vigente Gustavito Sosa. Las reuniones de estudio con la Duggan y Marian. Que excelentes reuniones por favor. Como disfrutaba y me divertía con los ataques neuróticos tuyos y de la Duggan, ante la ya inminente fecha de parcial y sus miedos por la falta de contenidos teóricos en sus cerebros, y Marian y yo tratando de tranquilizarlos un poco y explicando alguno de esos contenidos para que vean que no eran complicados de aprender. Creo que el punto máximo, aquel al cual ningún otro momento podrá asemejarse en el resto de nuestras vidas como amigos, aquel momento que terminó de sellar en nuestros corazones con el fuego más eterno el placer de la amistad, fue nuestra convivencia, con el Seco, en Yrigoyen. Simplemente meses únicos en los anales de mi vida. Era estar todo el día divirtiéndonos, cagándonos de risa de cualquier cosa, reírnos con mi baile de “Malo”, con mi interpretación de “Chico con problemas que mira la tv” (era excelente esa interpretación), cuándo hacíamos enojar al seco, y nos comunicábamos de un cuarto a otro no dejando que se duerma, cuándo batallábamos a muerte con las vecinas de abajo, nuestras más feroces enemigas. Quizá no con tanta intensidad, pero si con igual importancia, quedaron marcadas en mi memoria la belleza de las situaciones que compartimos con Facu (y Caro), cuando trabajaba en compra de cheques. La conexión que logramos con él era la perdición de todo el HSBC. No había una simple persona que se salvara de nuestras burlas y apodos. Y cuando Esteban ponía música que cantábamos y nos subíamos arriba de las sillas cual barra brava de un equipo amateur en las tribunas de un estadio profesional. Con Facu construimos un lenguaje repleto de códigos, en donde cada uno de ellos remite a un significado mucho más profundo que la simple gracia, y en donde tan sólo son partícipes de aquel código las personas que nosotros queremos que lo sean. Y en la misma escala que Facundo, también debo nombrar a Feli, el mostro. No voy a pasar por escrito todas las sensaciones que compartimos con éste muchacho juntos, pero si puedo decir que nuestra amistad se fue construyendo sobre nuestra propia desgracia.

AÚN EN EL RECUERDO MAS OSCURO, SIEMPRE HAY UN BRILLO DE BELLEZA.

Hoy a mis 26 años puedo decir que estoy más que orgulloso de haber aprendido a apreciar la belleza en esos momentos que quizá hace unos años sólo eran simples recuerdos para mí. Y como dije antes, la Belleza está en cada rincón de esta Tierra. Incluso en el recuerdo más doloroso y triste que tengo, puedo encontrar un brillo de belleza. Porque es recién hoy que puedo hallar en algo tan desgarrador como es la muerte de un ser querido, mi Papá en este caso, una capa hermosa a esa situación. Y no es muy complicado de entender, porqué fue a partir del 31 de Mayo del 2002 que mi propio desarrollo humano puso un freno, un punto y aparte en el recorrido de mi humanidad, y empezó a escribir mi historia en un párrafo nuevo. Fue gracias a ese momento, al impacto que me produjo la sensación de pérdida de Papá lo que hoy me permite tratar de comunicarles a ustedes lo maravilloso que es dejarse cautivar por la belleza. Porque fue ahí dónde empezó todo, el minuto cero del Leandro que hoy les está escribiendo esto. Gracias viejo por sacrificarte para que hoy yo pueda llegar a entender lo hermoso que es vivir rebozado de felicidad. Fue tú muerte la que me enseño a adjudicarles el verdadero valor a las cosas; la que me mostró que la vida es mucho más que el simple correr de los segundos; la que me permitió descubrir que hay millones de superficialidades que no deben ser tomadas como un verdadero problema, como si el mundo se acabara. Fue la que educó a mis sentidos, haciendo que estos dejen asombrarse y maravillarse por las cosas más simples de la vida. Es con tu muerte que aprendí realmente lo que significaban las frases “lo que no mata fortalece” o “uno aprende a vivir a los golpes”. Porque fue el cachetazo que me dio tu ausencia en mi vida cotidiana lo que me permitió replantearme profundamente para que estamos aquí y para que vivimos. Reconozco que no fue un camino fácil de encontrar el que hoy estoy atravesando, pero creo que el grado de dificultad es lo que le da a este momento el dulce sabor del confort que lo hace tan especial. Por eso no tiemblo al afirmar que sin tu muerte no sería lo que hoy soy, y eso es algo que me enorgullece hasta en la más ínfima célula de mí ser.

CON EL PRIMER AMOR, TODO ES MUCHO MAS BELLO.

Melisa. No hay palabra más perfecta para comenzar a escribir sobre este párrafo que “Melisa”. Los que me conocen bien saben que esa palabra esconde, para mí, un significado muchísimo más profundo de lo que es. Y con su simple uso, que yo esté nombrándola ante cualquier otra explicación que podría realizar, ya tiene su propio significado. Es más, no haría falta que tenga que escribir un párrafo inmenso de situaciones que haya vivido con ella ya que su simple nombre puede expresar con exactitud las sensaciones que su compañía me provocó. Creo que no va a ser necesario siquiera explicarles lo bello y hermoso que era todo cuando el reloj corría y yo me encontraba junto a ella. Tan sólo con decirles que el primer día que nos besamos, el 22 de febrero de aquel 2003 (hubo un beso unos años antes, pero fue un beso más “juvenil”), ya tenía la seguridad de que esa mujer, morocha, de tez blanca y con pequitas té con leche en sus mejillas coloradas iba a ser el amor de mi vida. Es más, ese mismo día mostré, con orgullo y triunfante, ante la mirada atónita e incrédula de la gente, la más valerosa y renombrada de todas mis hazañas: haber conquistado su amor. Fue la Belleza la que infectó mis ojos durante por casi 2 años de relación, en donde sólo quedan en mi memoria (recién hoy, después de mucho evitar esos recuerdos) imágenes de luz y felicidad en aquellos años “dorados” de mi propia existencia. Es que Amaba tan profundamente en ciertas situaciones a esa mujer, que su Amor en mi interior contagiaba a todo el resto de los sentidos. ¿Y como no ver Belleza en el simple hecho de apreciar ver el infinito y relajado camino de una tapita de chapa que rueda lentamente jugando con el equilibrio hasta simplemente “morir” en el piso, sintiendo tanta intensidad por dentro, provocada exclusivamente por la conexión que mi corazón tenía con el de ella? Teníamos pasión, tan intensa y tan placentera que eriza todos los pelos de MI piel con solo acordarme de SU piel. Y no me avergüenzo en reconocer que creo que aún arden, en lo más profundo de mi corazón, pequeñas cenizas que aún no se desintegran y que fueron alguna vez parte de ese gran fuego que fue alguna vez nuestro Amor. ¿Por qué no poder creer en el Amor para toda la vida? ¿Por qué debo conformarme con pensar que esa clase de amor sólo existe en las películas? ¿Y si yo quiero simplemente hacer una película de mi vida y tan sólo lucho por mantener encendidas esas cenizas con la esperanza de que algún día el fuego que una vez nos unió vuelva a arder en su plenitud y para siempre? Sólo esto me produce pensar en ella: tener bellos pensamientos. Ojalá algún día puedan sus ojos acariciar este texto, para que así poder entender de una vez por todas que todavía hay en mi las ganas de convertirla en esa mujer especial que quiero que sea la madre de mis hijos. Tan sólo dejando todas las oscuridades de nuestro pasado de lado, y tratando de recuperar, con pasión y ternura, el tiempo que amargamente he perdido intentando mantener este sentimiento encerrado en la prisión de mi olvido. No puedo decir que ahora Te Amo, pero con toda seguridad te puedo afirmar que no hay nada que pudiera hacerme mas feliz que volver a intentar a experimentar con vos en mi interior tan sólo el 10% del amor que alguna vez nos tuvimos.

LAS DUDAS. EL AMOR ENTRE UN AMO Y SU MASCOTA.

Pero no siempre en mi vida me dejé cautivar por la Belleza como lo hago hoy, ni como lo hice en ciertas situaciones. Mucho tiempo me he escapado a su encuentro, llegando a encontrarme encerrado en un callejón oscuro y sin salida. Pero ella siempre hace algo para que no la abandonemos. Nos deja señales, pistas para que nos aferremos a ellas cual luz en el fondo del pasillo. Porque fue ella la que, en el momento mas crítico de mi vida, en donde no me quedaban más fuerzas para luchar y empezaba a manejar la idea de bajar los brazos, en un acto casi inconsciente, me trajo a esta vida a mi perro, Boromir. No me pregunten que truco del destino me llevó, en poco más de 18 horas de haber visto las fotos de unos cachorros Golden en mi mail, a encontrarme conviviendo con Boro. Fue una decisión instintiva, un mero reflejo que nunca había podido llegar a entender con lógica, hasta el día de hoy, cuando entendí que la respuesta se encuentra justamente fuera del terreno de la razón, y se ata al más profundo sentimiento y necesidad. Porque es en la relación que construimos con Boro que nació en mí el sentimiento del Verdadero Amor. Quizá sean muchos los que no llegan a entender la importancia que tiene ese simple animal en mi vida, y no los culpo, porque a simple vista, es tan sólo un hermoso perro. Pero fue gracias a él que yo, en mis ataques de infelicidad y replanteo de qué importancia tenía seguir viviendo, siempre terminaba eligiendo la Vida. Por eso les digo, a todos los que disfrutan estar conmigo, los que me tienen en el pensamiento presente, los que disfrutan día a día de mi compañía, todo se lo deben a él, a Boro, que fue el que me dio uno de los motivos para vivir, porque me necesita, necesita de mí y de mi cariño, así como yo también lo necesito a él, porque me reclamaba Amor, algo que nunca supe manejar concientemente, hasta que este cuadrúpedo me lo enseñó. Y así fui aprendiendo, de a poco, a paso muy lento lo que significa la Belleza. Porque ese perro hacía que yo saliera de mi nebulosa interna y disfrutara de su compañía, de su respiración agitada, sus caderas bailando intensamente con el aire cada vez que me acercaba a acariciarlo. Eran sus llantos junto a los míos que me demostraron lo que es sentirse amado, cuando MI sufrimiento se convertía en el suyo. Era su lengua la que limpiaba mis lágrimas en los momentos de más fea soledad. Era siempre la felicidad en su comportamiento cuando me veía, después de un largo día de estar solo en casa, que me hacía entender que el amor es incondicional. Porque no hay nadie en este mundo que pueda reclamarme mi ausencia con más justa causa que él, pero sin embargo siempre encuentro su alegría para conmigo. ¿Ustedes se piensan que montones de pelos en la casa, en la cama, en la ropa y en todos lados, que un poco de olor a perro valen más que todo lo que les estoy tratando de hacer entender que me hizo sentir este animal? Podrán decirme las barbaridades que quieran de él, pero nunca podrán siquiera manchar la nobleza y la importancia que tiene Boromir Ivancovich, mi perro, el más bueno de todos los seres vivos que ha visto mi vida.

CUANDO DESCUBRÍ QUE ERAN TRES LOS SOLES QUE ILUMINABAN LA BELLEZA EN MI SER.

Nunca podría terminar un texto que hable sobre la belleza y sea escrita por ella, sin detenerme a hablar de mis sobrinos. Porque es sólo (y únicamente) estando con ellos cuando definitivamente me transporto al mundo de la Belleza. Aquel mundo en donde el tiempo no corre, la alegría invade todo el ambiente, y la pureza y la suavidad son las partículas por las que está compuesto el aire que allí se respira. Cuanto color que iluminan mis ojos cuando estoy cerca de ellos. Ese es el mundo donde yo quiero vivir, y en donde todos deberíamos vivir. Es un mundo en donde no tengo identidad, no tengo trabajo, no estudio ni me paso horas escribiendo; es un mundo en donde simplemente soy el “Tío Lolo”. Un mundo de princesas, y brujas, y sapos que se hacen llamar Pepes que ¡Saltan, y saltan! En donde todos los días se aprende algo nuevo, donde todas las personas vienen a jugar con nosotros. Un mundo en donde nos burlamos de los grandes, y nos reímos con la gracia que eso les causa a ellos. Un mundo en dónde mi único objetivo y preocupación es poder darle felicidad a esos tan hermosos y diminutos seres como son Valentina, Micaela y Bautista. Porque no hubo momento en mi vida en donde mi corazón haya tenido que dividirse más para poder amar con la misma intensidad a Boro y luego primero a las mellis y por último al más preciado tesoro de mi orgullo Bauti. Porque todavía en etapa de dudas, y sólo aferrándome al lomo de mi perro para seguir viviendo, es que la Belleza me iluminó con sus primeros dos de sus más amados Soles: Valentina y Micaela. Con potentes rayos de luz lucharon estas hermanas contra el numeroso ejército de la desolación en mi interior. Cada día que las veía era una batalla más que las victoriosas hermanas triunfaban. Y así, con risas y llantos; con alegrías y enojos; y por último, pero no por eso menos importante, con amor y dulzura es que estas dos guerreras de la vida fueron abriéndose paso para instalar definitivamente en mí el Reino de la Belleza, y entregándome, en el momento de la celebración, en donde definitivamente había vencido a la tentación de la oscuridad, el más codiciado y hermoso tesoro de su reino, la joya maestra, el 3er Sol que definitivamente iluminará por siempre mi vida con el brillo de la Belleza: Bautista. Porque puede coronarse su nacimiento también como el nacimiento de mi nuevo Yo. Él representa el día en que la Belleza invadió definitivamente todo mi ser para intentar no abandonarme nunca. Valentina, Micaela y Bautista, los tres soles que me iluminan los días.

LA LEONA.

Si alguien me hubiera dicho que un día me encontraría escribiendo sobre la Belleza, tratando de transmitir ese sentimiento a mis lectores contando algunas pocas de esas tantas historias de mi vida en las que me deleitaba con su aparición, estoy completamente seguro que en ese momento una de esas pocas historias que iba a contar, iba a ser la de La Leona. Porque ustedes no lo saben, pero convivo todos los segundos de mi vida con una de ellas. Desde el día en que nací, en donde nuestros mundos se encontraron, ella no me ha abandonado NUNCA. En los primeros años era salvaje, y se manejaba siempre a mí alrededor dejando ver sus dientes y mostrando sus garras cuando alguien intentaba hacerme daño. Porqué no le importaba dónde, cuánto ni a quién tenía que perseguir con su ferocidad para protegerme y lograr mi bienestar. Todo el mundo en la Escuela le tenía miedo cuando la veían conmigo, y cuando no estaba igualmente me respetaban por miedo a una futura reprimenda de ella. Pero sin embargo, cuando estábamos solos era la criatura más amorosa y tierna que podía existir en el mundo. Era dormirme todas las noches sobre su lomo, sintiendo el calor de su amor y la seguridad de su protección. Me buscaba la comida para que me alimente y pueda crecer sano y fuerte. Y fue porque soportó con firmeza los golpes que la contaminación cultural asestaba contra mí que hoy me puedo enorgullecer de ser una persona que puede dejarse cautivar por la Belleza. Pero el tiempo, que fue duro con ella, y el dolor, que soportó durante largos años, debilitaron su Ser. Pero igualmente sigue estando, amándome a escondidas, llorando en silencio con cada lágrima mía, y riendo por lo bajo con cada una de mis sonrisas. Todavía guarda fuerzas, las que conciente y precavidamente guardó hace unos años, por si alguna vez a alguien se le ocurre lastimarme. Ella no lo sabe, pero yo la siento minuto a minuto conmigo, inhalando aire a mi lado cada vez que respiro. Prestándome sus ojos para cruzar las calles; contagiándome su carácter para evitar problemas. Así es señores y señoras, esa fiera animal que vive conmigo es el más amado de todos mis tesoros. Algunos la llaman Graciela, pero para mí siempre será “Mi Leona”.

SOBRE LA BELLEZA EN EL PÁRRAFO FINAL.

Ha llegado la hora en que nuestros caminos vuelvan a separarse nuevamente, y ustedes sigan con sus vidas, quizá negando que alguna vez hayan leído estas palabras; quizá deseando recordarlas siempre. Pero lo cierto es que los que se animaron a acompañarme hasta aquí, en este no tan largo y espero que placentero viaje que los he llevado a realizar, han sido testigos de la apertura más grande que mis sentimientos hayan experimentado alguna vez, con el desesperado objetivo de poder hacerles sentir de esa manera, que maravillosa es la vida cuando uno aprende a mirar las cosas bellas que ella nos brinda. Espero haberles hecho sentir aunque sea una sola vez la intensidad, el cosquilleo en el estómago, el escalofrío de placer que viví mientras les escribía esto. Y si tan sólo una sola persona se hace acreedora de tamaña recompensa, dormiré feliz, porque mi objetivo ha sido cumplido, habré logrado cortar una soga más de esas de las millares que aún sujetan a la Belleza. Y no encontré mejor manera de terminar este texto, que habla sobre la belleza, con una de las frases más bellas que he leído jamás, de la película “Belleza Americana”, porque “es duro seguir enojado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento que estoy viendo todo a la vez, y es demasiado. Mi corazón se infla como un globo a punto de reventar. Y ahí me acuerdo de relajarme, y dejar de tratar de aferrarme a ella. Y entonces fluye a través de mí como lluvia, y lo único que puedo sentir es gratitud, por cada simple momento de mi vidita estúpida. Seguramente no tendrán idea de lo que les estoy hablando, estoy seguro. Pero no se preocupen. Algún día la tendrán”.

Leandro Carlos Ivancovich.

SENTIDO EN CONSTRUCCIÓN

DISCULPE LAS DEMORAS EN EL SERVICIO DE ESTE BLOG; LA CREACIÓN DE SENTIDO DE ÉSTE INDIVIDUO SE ENCUENTRA "PARCIALMENTE" CONCENTRADA EN OTROS ASUNTOS; VOLVEREMOS CON LOS SERVICIOS HABITUALES DE PALABRAS CON SENTIDO A LA BREVEDAD. MIENTRAS TANTO, LES DEJAMOS PARA SU DISFRUTE UNO DE LOS YA CLÁSICOS TEXTOS QUE HE ESCRITO ANTES DE "CONSIDERARME ESCRITOR" (¡MODESTIA APARTE!), UN TEXTO QUE SIN DUDA LES RESULTARÁ UNA "BELLEZA"...