domingo, 8 de agosto de 2010

JOEL, NATURALEZA Y SOCIEAD. SEGUNDA PARTE: SOCIEDAD.

JOEL, NATURALEZA Y SOCIEDAD.



INTRODUCCIÓN:


JOEL



“Qué difícil que es meterse en la cabeza de otro. Por más que uno haga su máximo esfuerzo, nunca va a poder `VER´ el mundo desde el lugar en donde el otro se pare. Siempre van a quedar resabios, manchas, sombras de nuestro propio mundo al tratar de transferirnos al suyo. Cada uno es un Ser distinto; nunca debiéramos apresurarnos para juzgar al otro, pues nunca sabremos con exactitud que porción del mundo le toca mirar. Y mientras más nos alejemos de su mundo para mirarlo desde el nuestro, más rasgos de su individualidad iremos a juzgar. Quizá, un buen comienzo para comenzar a erradicar esta intolerancia que nos sofoca, podría darse si, al momento de juzgar un hecho particular, y luego de haberlo visto desde nuestro lugar en el mundo, nos parásemos lo más cerca posible del suyo, tratando de entender su pasado, su presente y lo que posiblemente podrá llegar a ser su futuro. Deberíamos partir, también, de la premisa “sólo mataría si me matan” que casi incoherentemente gobierna nuestros sentidos. Matar nunca es una opción. Y si para alguien lo es, deberíamos tratar de entender qué pudo haber llevado a ese Ser Humano a tamaña decisión. Y seguramente sin necesidad de hacer mucho esfuerzo podríamos llegar a la conclusión de que el que llega al punto en que la vida de otro no vale nada, es porque la suya, tampoco. Pero lamentablemente, parece ser que siempre que la sangre chorrea, los tiburones se hacen un festín. Cada día nos acercamos más a entender la diversidad que nos rodea; pero a su vez, mientras más cerca estamos, con más violencia la negamos. Si tan sólo pudiéramos reconocer ese sexto sentido del que tanto se habla…”

Veintiséis años, trescientos sesenta y tres días, cinco horas y cuarenta y nueve minutos le llevó a Joel llegar a esta conclusión. Quizá a causa de ser el menor de tres hermanos y poseer la libertad absoluta que sus padres le otorgaron fácilmente para actuar, es que Joel concibió esa libertad de pensamientos. Siempre le costó entender que la gente no lo entendiera. Y constantemente se esforzó para tratar de comprender esa incomprensión. Es por esta razón quizá que siempre haya sido un chico tímido, solitario, cerrado y misterioso. Constantemente a lo largo de su vida necesitó pararse primero como observador de una situación, y recién luego ponerse a actuar. Lo que comúnmente se llama “no impulsivo”. Lo único que nunca supo darse cuenta es que en ese afán por tratar de comprender y dedicarse a analizar (y en consecuencia no interactuar como habitualmente se espera), es que la gente nunca llegaba a comprenderlo. Pero ante tal situación, su astucia siempre fue muy grande, fue la que gobernó sus sentidos, porque siempre encontró determinadas personas para poder abrirse y ser comprendido aunque sea por una de ellas, negando de esta manera que el problema fuera suyo. Las relaciones con “el otro” siempre le resultaron traumáticas. Hasta en sus vínculos más cercanos siempre fue, etiqueta social preexistente, “el contra”, ya que fue el que cuestionó y desdobló el significado (o título) de la relación: sólo pudo mantener una relación amorosa seria en lo que va de su vida; sus amigos siempre se desencantaron de su sinceridad y su personalidad; y su familia nunca pudo y/o quiso verlo en su totalidad. Como prueba de esta relación conflictiva con los otros, está su propio nombre “Joel”. Cuando la boca de una persona lo expulsa con la pronunciación típica de la jota, le brota en su interior un estado de cólera absoluta. Casi impulsivamente se ve obligado a aclarar que prefiere que se refieran a él con el par de sílabas “Yo-él”. Absurda necesidad de mantener distancia. ¿Absurda? ¿Por qué? Nunca nadie ha llegado a vivir en la cabeza de Joel, por lo que nunca nadie podrá saber con seguridad que esa decisión de mantener distancia fuera absurda en su mundo. ¿O acaso alguien duda, todavía, que la conclusión que le llevó a Joel veintisiete años descubrir, es muy correcta? Se estaría subestimando su capacidad si así fuera, ya que no verlo, no entender su propia realidad, implica por ende que no podamos respondernos nunca a la pregunta “¿Por qué estoy leyendo esto todavía?”. Hay algo en su personalidad; hay algo en su forma de pensar; hay algo, en definitiva, en su forma de significar y sentir que llama poderosamente la atención. Sabemos que algo tiene para decirnos este hombrecito; sabemos que siendo como es, algo importante le habrá pasado o le podrá pasar. Y sin la necesidad de ser muy inteligentes, podríamos fácilmente formularnos la pregunta: ¿Qué es lo que se tiene para decir de Joel, Naturaleza y Sociedad?



SEGUNDA PARTE: SOCIEDAD



La luz encandiló sus ojos. Sus pupilas se dilataron al chocarse con tanta realidad. Miró sus manos, quienes temblorosas le indicaban que todo era cierto. Aún no podía entender cuánto tiempo había pasado desde que su concentración decidiera escaparse con su conciencia y pasear por unos raros pensamientos con olor a prohibido. Aquel apunte de Antonio Gramsci le indicaba que su último recuerdo conciente era estar estudiando para un examen de la universidad. De repente, empezó a sentir esa extraña y picaresca sensación de saber realmente quién era. En una introspección de velocidades récord tuvo en su poder, a su antojo ahí y para siempre, todo el conjunto de sensaciones y sentimientos que habían gobernado su existencia durante toda su vida. Poder entenderse él en su propia realidad le posibilitó poder captar con facilidad la existencia de los otros. “Yo soy Joel García, el Argentino qué a sus veintisiete años de edad llegó a este desarrollo intelectual particular dentro de los billones de desarrollos particulares que existen en el Mundo”, repetía cada vez más convencido. La emoción subió, sin freno que pudiera detenerla, a invadir toda su humanidad. Mirando inquietantemente a sus alrededores como nene que por primera vez se detuviera a observar las estrellas, la felicidad iba destellando el aire con cada gesto impulsivo que su cuerpo, torpemente, esbozaba. Luego de ir a hidratarse la boca ante tanta sequedad por la sensación de la alegría que lo aprisionó por quién sabe cuántos minutos, volvió a sentarse delante de su escritorio, allí, donde un tal Antonio Gramsci explicaba muy torpemente lo que él tan fácilmente había descubierto: “la revolución del sentido”. Pasó las hojas rápido sin necesidad de detenerse en alguna idea. Al cabo de veinte minutos, consideró que ya contaba con el conocimiento suficiente para poder aprobar ese parcial. Decidió relajarse. Sentado en su sillón y escuchando una vieja canción de Bob Dylan de fondo, aquella que justamente le pedía al “Sr. Pandereta” que le regale una canción, se sintió por primera vez y como nunca, feliz. “Cuántos años perdidos en la eterna lucha de Uno por encontrarse con su propio YO, teniendo la solución tan enfrente de él; cuán ciego podemos ser los seres humanos de no poder vernos a más de veinte centímetros alejados de nosotros mismos” se reprochaba socarronamente. Y así, creyó entenderlo TODO. Entenderse él mismo en su totalidad en un Mundo y en un Tiempo tan particular de la Historia, le permitió imaginar con más facilidad el posible entendimiento de todos los Otros en ese Mundo y en ese Tiempo tan particular de la Historia. Se sintió por primera vez libre.

Aquella noche no comió; decidió irse a acostar temprano porqué acusaba sentirse extrañamente lleno. Iluminado por el leve brillo con el que una vela pinta la habitación, no pudo focalizarse ni por un segundo en su libro de la “Fenomenología del espíritu” de Hegel. Concentrado en jugar con sus ideas, el sueño empezó a invadirlo por la retaguardia. Cuando por fin hubo llegado el momento de concentrar todas sus energías en mantener sus ojos abiertos, sintió algo extraño. Un impulsó interior lo hizo erguirse en su colchón de un súbito movimiento. Cuando pudo recuperar la lucidez visual que siempre se ve afectada con estos arrebatos, la luz de la vela le indicó una sombra extraña y nueva en la puerta de su placard. Al recorrerla con un inconsciente y lento movimiento de cabeza para detectar el origen de esa llamativa sombra, volvió a sentir ese intenso arrebato. El cuerpo de una persona parada en pose cuál James Dean en “Rebelde sin causa” se encontraba a menos de dos metros de su persona. Vestía un sobre todo negro hasta los tobillos y un sombrero tipo gangster que le cubría la cara. Unos pantalones de jean también negros y unos zapatos de gamuza de idéntico color completaban su vestuario. No se veía rastro de piel en ningún lugar. Llevado a la valentía por un fuerte sentimiento de cobardía, Joel titubeó al decir:

-¿Quién sos?

-¿Acaso no me reconoces?- contestó una voz dulce pero burlona al mismo tiempo. Le sonaba particularmente conocida. –Perdona que te conteste con una pregunta, pero sinceramente me llama mucho la atención que no me hayas reconocido. ¡Tan cercanos que somos!

- Si no te puedo ver ni la cara, es muy difícil que pueda reconocerte.- dijo Joel mientras se sorprendía de su repentina tranquilidad.

- Puedo asegurarte que nunca me has visto, pero que sin embargo sabes quién soy. Además es muy fea tu actitud de juzgar sólo por una imagen. Una imagen es un momento único e irrepetible que nunca permite ver lo que era antes de ese momento ni lo que fue después. Si te estoy diciendo que te conozco muy de cerca y, aún teniéndote tan al alcance y sin hacerte daño; ¿por qué irías a desconfiar de mi? Estoy aquí porque justamente creí que finalmente me habías entendido. ¿He sido apresurado en mi juicio y deberé volver en otro momento?

-Pero si ni siquiera se quién sos, es imposible que pueda entenderte.

- Entonces el sentimiento de felicidad que sentiste esta tarde fue una ilusión y no ha sido verdadero. Has estado sintiendo ciegamente una verdad que sólo tu puedes comprobar, y sin embargo he me aquí contigo y ni cerca estás de poder entender quien soy yo, quien es este “otro” que se te presenta tan amistosamente a estas horas de la noche en tu habitación. ¿Qué pretendías hacer, Joel, con esa verdad tan verdadera que te enorgullecías de haber descubierto?

-Pero…pero…es imposible. Yo no he hablado con nadie de lo que me pasó hoy- soltó con una voz incrédula Joel.- ¿quién sos, cómo sabés mi nombre?

-Nombre. Cierto que todos debemos tener un nombre. Y más cierto aún es que cada uno ni siquiera puede elegir el nombre que debe poseer de por vida. Siempre hay algún otro decidiendo por nosotros. Y, cómo tú, que te llamas Joel sin haber elegido tal identidad, aún se puede ser feliz. ¡Cuán importante que pueden resultar los otros en nuestra vida! ¿Te das cuenta que sin la participación de algún “otro” nosotros no estaríamos en esta vida tal cual nos conocemos?

-¡¿Y vos cómo te llamás, que venís tanto a opinar sobre mi identidad?!- un leve tono intolerante se dejó escapar en estas palabras.- Además justamente yo nunca juzgué a ningún otro con mi propio Yo. Estás siendo pernicioso y malintencionado en tus palabras. ¡No des mas vueltas! ¡¿Quién sos?!

- Sólo puedo decirte qué, muy contrario a lo que a ti te pasa, yo no se quién soy realmente. Incluso ni siquiera puedo asegurar de que exista. ¿Mi nombre quieres saber? No tengo tal cosa, ya que aún no lo he elegido, pero a algunos les gusta llamarme Sociedad. Así es Joel, no me has tocado, no me has visto mi cara ni mi cuerpo, por lo tanto ni siquiera podrías estar tan seguro de que existo….pero sin embargo, aquí estoy, enfrente tuyo.

-Pero en ese caso vos estarías siendo una ilusión de mi cabeza; esto me lleva a la conclusión de que debo estar volviéndome Loco.- Interrumpió impacientemente.

-“Tú cree lo que quieras creer; yo creeré lo que se”, escribió Clint Eastwood en uno de sus guiones. Así mis palabras podrán significar para ti tan sólo un acto de tu propia locura. Para mi, que tengas la capacidad de abstracción suficiente como para “hablar” conmigo no me parece para nada loco. Pero bueno, en teoría eso es algo que deben juzgar entre todos y no solo yo…ah, perdón, pero si ¡YO SOY TODOS! Entonces, te absuelvo absolutamente del cargo que te atribuís, por lo menos por hoy. Si esta “abstracción” te llevara a cometer alguna acción estúpida, seré el primero en llamarte “Loco”.

-¿Pero cómo podré detectar si alguna de mis acciones es “estúpida”? Si efectivamente se convierten en acciones es porqué considero que no estoy equivocado en lo que hago. Nadie es capaz, lamentablemente, de considerarse estúpido. Siempre el estúpido es el que hace lo que “Yo” no hubiera hecho.

-Por tu condición de Humano deberías saber naturalmente la diferencia entre algo estúpido y algo inteligente.

-No creo que eso sea tan así. Si por mi condición Natural fuera, yo ni siquiera debería tener “conocimiento” y “saber”. Esos son absolutamente atributos SOCIALES y no Naturales. Por lo tanto, si alguien puede ser pensado como estúpido o cómo algo degradante y digno de descalificar lo es porque hay algo en ese “saber” que está equivocado. Por lo tanto, siempre termina siendo un problema social, y no individual. El Mundo es un lugar tan vasto y las experiencias con las que nos podremos encontrar son tan infinitas, que da pudor a veces ponerse a “juzgar” a otro. Creo que la idea de un Juicio buscando un castigo es extremadamente egocéntrica e intolerante. Si hay alguien que se equivoca, el resto no equivocado debería intentar descubrir cuales fueron las causas que llevaron a ese alguien a equivocarse. Y quizá, si pudiéramos observar con más paciencia y reflexión esas causas, podríamos entender qué es lo que ha estado fallando. Siempre existen causas, el azar o el destino sólo existen en los juegos. Y la vida no es un juego, es justamente VIDA.

-Ay Joel, cuanta terquedad noto en tus palabras. ¿Acaso no entiendes que mi palabra es la palabra de todos? Yo no decidí ser quien soy, yo no decidí pensar como pienso; de hecho, ni siquiera he decidido existir. Ir en contra mía es ir en contra de todos, y eso no va a hacer más que aislarte y dejarte sólo en este Mundo. No he buscado el poder que se me ha dado, simplemente trato de manejarlo de la mejor manera posible. Quizá pueda a veces equivocarme, pero lo cierto es que nadie es perfecto.

-En eso estoy absolutamente de acuerdo con vos, y por eso puedo entender que otro, así como también yo mismo, puede estar equivocado. ¿Soy conciente en lo que me equivoco? Si, yo puedo darme el lujo de decir que sí, y por eso siempre puedo permitirme pedir perdón. ¿Vos podes darte ese lujo? Además, dejame cuestionarte que no creo que esté sólo en este Mundo pensando como pienso. Creo que cada vez somos más. No creo que tus palabras sean las palabras de “todos”

-Tu insolencia sólo refleja tu falta de madurez. Quizá cuando te toque vivir otras experiencias puedas entender un poquito mejor la estupidez de tus palabras. Yo he venido aquí a tratar de ayudarte, pero veo que te niegas a recibir ayuda.

-¿Te parezco alguien digno de recibir ayuda? ¿Cuál es mi problema qué debo ser ayudado? ¿Pensar distinto? ¿Preocuparme por todos y no por una parte? Pido perdón si ese es mi “problema”, que sinceramente no lo entiendo cómo tal. ¿Tan equivocado estoy al pensar que otro puede pensar distinto y que por eso debo entender por qué es lo que ese “otro” piensa de esa manera?

-No me lo preguntes a mi. Pregúntale a todos los otros. Me retiro Joel, pensé que íbamos a poder terminar esta conversación en buenos términos. Ojalá nuestro próximo encuentro sea en condiciones más amistosas. Ojalá puedas ser feliz en lo que te propones.

-¡¿Por qué tenés la necesidad de ser tan intolerante ante mi pensamiento?! Teóricamente yo pertenezco a vos también; yo soy una parte constitutiva de tu existencia. ¿Por qué me desprestigias tanto?

-Adiós Joel, ya no puedo hacer nada por ti. Pregúntale a tu Madre “Naturaleza” que ella siempre tiene alguna respuesta para estos planteos tan inocuos. Yo me iré, tratando de imponer la justicia que ustedes mismos me han encargado. ¡Adiós Joel! Qué el Ego no te ciegue.

- ¿Inocuos? ¿Qué tiene de malo que mis planteos no quieran hacer daño? ¡Adiós Sociedad!, me hago cargo de mi Ego, ¿puedes hacerte cargo tú del tuyo, qué no es más que la suma de millones de Egos particulares? Todavía no puedo entender en que parte la Sociedad empezó a entender que pedir desesperadamente PAZ no es un problema del EGO. Pero bueno, puedes volver cuando quieras, ya que nunca podré juzgarte por tus pensamientos. Aquí siempre serás bienvenido, y podrás hablar con la libertad que desees hacerlo.

La imagen de la persona desapareció inmediatamente del cuarto de Joel. Incrédulo ante ese reciente acontecimiento, salió desesperado a buscar un somnífero. No podía entender lo que le había tocado vivir. Consideró que era mejor descansar un rato y al día siguiente aclarar un poco las ideas para no caer en una paranoia frenética. Otra vez y cómo en toda la noche, volvió a sentirse feliz por su prudencia. Joel cerró los ojos, ahora le tocaba dormir.

viernes, 6 de agosto de 2010

JUSTICIA

¿Alguna vez alguno fue pobre? ¿Algun vez tuvo la necesidad de salir a vender droga, de robar un arma, de disparar? ¿Alguna vez alguno se vió impedida de recibir educación de una institución en buenas condiciones? ¿Alguno tuvo que nacer en condiciones ya "falladas" porque el estado de salud de la madre, que no tuvo nunca un doctor que se preocupe por ella, un vecino que la acompañe, un amigo que la lleve, que la aconseje, o simplemente un ciudadano que salga a reclamar justicia por ellos tan abiertamente??? Entonces, no seamos TAN hipócritas y hagámonos cargo que la SOCIEDAD QUE HOY TENEMOS, la tenemos gracias a lo PELOTUDOS que somos de recién poder apreciar las cosas cuando tenemos el resultado en frente de nuestros ojos: en este caso, la MUERTE! YO NO PUEDO PONERME A JUZGAR (pedir perpetua, llamarlo hijo de puta, inhumanos, etc, etc, etc) LA VIDA DE NADIE (por más desastroza que esta sea), PORQUE NUNCA ESTUVE AL BORDE DE LA MUERTE Y LA INDIGENCIA. Sí podré pararme a pedir que alguien que sepa hacer algo (yo aún no encuentro manera CONCRETA) AYUDE a esa gente, ya que considero que no puede existir alguien en el mundo para el cual la VIDA HUMANA valga tan poco. Qué fácil que es pedir castigos. ¿pero que pensaremos si alguna vez alguien pide castigo para nosotros? ¿O acaso viviendo en esta Sociedad alguna puede darse el lujo de no manejar la posibilidad de que el día de mañana uno mismo pueda estar realizando alguna ESTUPIDEZ? Siempre repito: si alguien piensa que la vida del otro no vale NADA, es porque piensa que su propia vida tampoco. La supuesta violencia de algunas personas que hoy nos rodea, se originó justamente en los años donde los muy pelotudos discutíamos si Brasil era más barato que acá. Seamos un poco más concientes y entendamos que vivir en DEMOCRACIA nos hace a TODOS RESPONSABLE DE LO QUE NOS PASA. No es sólo poner un sobre en una urna cada tanto. Los únicos que no son responsables acá son los NENES que no tienen la culpa del Mundo que han decidido (conciente o inconscientemente) contruír sus adultos con sus ACCIONES en su pasado. Dejemos de mirar a los costados y empecemos a analizar un poquito más nuestras acciones. Quizá ahí podamos entender que TODO, absolutamente TODO de lo que hacemos puede afecta a algún otro. Seamos más responsables para hablar. Seamos más responsables para pensar. Y esperemos que otra vez y como siempre, no sea tarde...si en vez de hacer algo nos vamos a quedar sentados esperando pidiendo que otro lo haga, entonces PIDAMOS AYUDA Y NO CASTIGO para esas personas!!!!! SEAMOS JUSTOS CON NOSOTROS MISMOS Y RECIÉN AHÍ RECLAMEMEMOS JUSTICIA...recordemos que la JUSTICIA DEBE SER un principio humano, y no sólo una institución social ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BASTA DE HIPOCRESÍA POR FAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

lunes, 2 de agosto de 2010

UN POQUITO DE AMISTAD

Lea Ivancovich
Eliminar
(NOTA DEL AUTOR: el siguiente mensaje en carta ha sido envíado por quién ahora escribe a un muy GRAN Amigo personal al cuál sólo nos separa una pequeña distancia geográfica: la provincia de San Luis. Simplemente desde acá quiero hacer ese "mensaje" un poquito más "masivo". Son tan sólo unas simples palabras que tratan de expresar un sentimiento. Ojalá puedan disfrutarlo.)

Lea Ivancovich A USTED SEÑOR, EN MI COMENTARIO PODRÁ ENCONTRAR LAS PALABRAS QUE HE NECESITADO EXPRESARLES. FELIZ DÍA.

El 20 de julio a las 19:53 · · · Ver muro a muro


    • Lea Ivancovich
      Qué vueltas que da la vida, vió? Uno va creciendo y va pudiendo entender con más claridad las cosas que ha sembrado en su pasado y hoy nos entregan un fruto hermoso. Es cuando uno puede ver que aquella vorágine de sensaciones sin sentido que nos inundaban los pensamientos en nuestra precoz adolescencia y que nos veíamoss forzados, casi inmantados a la por ese momento todavía absurda necesidad de sentirnos amigos. Quizá, y acompañado ahora, tal vez, por la incipiente madurez que se nos da a los veintisiete años de edad, es qué podamos analizar con la más absoluta paciencia que esa "precoz necesidad sentida" no era más qué el cominezo, el inicio, de un SINCERO Y VERDADERO SENTIMIENTO DE AMISTAD. Es la etapa de nuestras vidas, en definitiva, cuándo empezamos finalmente a entender la necesidad de sentir que el sentimiento que nos une no se puede entender. Porqué realmente, jamás podré entender cómo es qué, a la distancia, yo te sienta cada vez más cerca. Eso en mi diccionario significa una sóla cosa, y es AMISTAD. También dice que pertenece a los sentimientos. Gracias por ser mi Amigo.
      Te extraño mucho.

      TU AMIGO.
      Ver más
      El 20 de julio a las 20:09 · ·